Afortunadamente dentro de lo que se ha dado en denominar, la "Generación del ocio" han conseguido reinventarnos a través de nuevas formas de turismo donde hemos encontrado un hueco. Cada vez son más los congéneres convertidos en alojamiento rural aprovechando la paz y tranquilidad de nuestro entorno, o museos de carácter etnológico, como en Os Texois (Taramundi-Asturias) o Campo de Criptana que permiten aproximarse al pasado.
Así, múltiples casas rurales, como se puede encontrar en TopRural permiten descansar en un molino convirtiendo la antigua obligación de molineros en un placer de hoy.
Ejemplo de ello es Entre Os Ríos en Galicia que permite la posibilidad de descansar en un molino rodeado de viñedos.
Son decenas las casas rurales que nos han recuperado, como el Molino de la Ferreria o un poco más lujoso y muy cercano a mi, el Parador de Gijón.
Otra forma de conocernos: la gastronomía.
Una nueva forma de vida en la que volvemos a ser parte de la alimentación del hombre, aunque esta vez simplemente como cobijo y espectadores.
Buscando en páginas especializadas más de 100 restaurantes referencian en su nombre al molino. En su mayoría nacidos de un antiguo molino rehabilitado, por su ubicación normalmente junto a un río, ofrecen bucólicos lugares para disfrutar de una buena mesa.
Por ejemplo el Molino de la Acebeda, muy cercano a Madrid, permite a la par que disfrutar de las buenas viandas de esta zona, relajarse en un entorno impensable a pocos kilómetros del bullicio y estrés de la gran ciudad.
Otros:
El Nuevo Molino - Puente Arce (Cantabria)
En Avila, el Molino de la Losa
Molino del Rey